EUROPA
PRESS
18 septiembre
2019
Alzheimer,
el ejercicio ralentiza el deterioro cerebral
Hacer ejercicio varias veces por semana
puede retrasar el deterioro del cerebro en personas con alto riesgo de
enfermedad de Alzheimer, según un estudio que los científicos dicen que merece
más investigación para establecer si la aptitud física puede afectar la
progresión de la demencia.
La investigación de UT Southwestern, en Texas (Estados
Unidos), ha hallado que las personas que tenían acumulación de beta amiloide en el cerebro, un sello distintivo de la
enfermedad de Alzheimer, experimentaron una degeneración más lenta en una
región del cerebro crucial para la memoria si se ejercitaban regularmente
durante un año.
Aunque el ejercicio no evitó la eventual propagación de
placas amiloides tóxicas culpables de matar neuronas
en el cerebro de pacientes con demencia, los hallazgos sugieren una posibilidad
intrigante de que los entrenamientos aeróbicos pueden al menos ralentizar los
efectos de la enfermedad si la intervención ocurre en las primeras etapas.
"¿Qué se supone que debes hacer si tienes aglomeración
amiloidea en el cerebro? En este momento, los médicos no pueden prescribir nada
--apunta el doctor Rong Zhang, quien dirigió el ensayo clínico que incluyó a 70
participantes de 55 años o más. Si estos hallazgos se pueden replicar en un
ensayo más amplio, entonces tal vez algún día los médicos le
digan a los pacientes de alto riesgo que comiencen un plan de ejercicio. De
hecho, no hay ningún daño en hacerlo ahora".
El estudio, publicado en el 'Journal of
Alzheimer's Disease',
comparó la función cognitiva y el volumen cerebral entre dos grupos de adultos
mayores sedentarios con problemas de memoria: un grupo hizo ejercicio aeróbico
(al menos media hora de entrenamiento cuatro o cinco veces por semana), y otro
grupo hizo solo entrenamiento de flexibilidad.
Ambos grupos mantuvieron habilidades cognitivas similares
durante el ensayo en áreas como la memoria y la resolución de problemas. Pero
las imágenes del cerebro mostraron que las personas del grupo de ejercicio que
tenían acumulación de amiloide experimentaron una
reducción de volumen ligeramente menor en su hipocampo, una región cerebral
relacionada con la memoria que se deteriora progresivamente a medida que la
demencia se afianza.
"Es interesante que los cerebros de los participantes
con amiloide respondieran más al ejercicio aeróbico
que los otros, apunta el doctor Zhang, quien realizó el ensayo en el Instituto
de Medicina del Ejercicio y el Medio Ambiente. Aunque las intervenciones no
impidieron que el hipocampo se hiciera más pequeño, incluso disminuir la tasa
de atrofia a través del ejercicio podría ser una revelación emocionante".
Sin embargo, el doctor Zhang señala que se necesita más
investigación para determinar cómo o si la tasa reducida de atrofia beneficia
la cognición.
La búsqueda de terapias para la demencia es cada vez más
apremiante: más de 5 millones de estadounidenses tienen la enfermedad de
Alzheimer y se espera que el número se triplique para 2050.
Investigaciones recientes han ayudado a los científicos a
obtener una mayor comprensión de la génesis molecular de la enfermedad,
incluido un descubrimiento de UT Southwestern publicado el año pasado que está
guiando los esfuerzos para detectar la afección antes de que surjan los
síntomas. Sin embargo, los miles de millones de dólares gastados en tratar de
prevenir o retrasar la demencia no han dado lugar a tratamientos comprobados
que hagan que un diagnóstico temprano sea viable para los pacientes.
El doctor Zhang se encuentra entre un grupo de científicos
de todo el mundo que intenta determinar si el ejercicio puede ser la primera
terapia de este tipo. Su última investigación se basa en numerosos estudios que
sugieren vínculos entre el estado físico y la salud del cerebro.
Por ejemplo, un estudio de 2018 mostró que las personas con
niveles de condición física más bajos experimentaron un deterioro más rápido de
las fibras nerviosas vitales en el cerebro llamado materia blanca. La
investigación en ratones ha demostrado de manera similar que el ejercicio se
correlaciona con un deterioro más lento del hipocampo, hallazgos que llevaron
al docto Zhang a investigar si se pueden encontrar los mismos efectos en las
personas.
"Estoy entusiasmado con los resultados, pero solo hasta
cierto punto, puntualiza el doctor Zhang. Este es un estudio de prueba de
concepto, y aún no podemos sacar conclusiones definitivas".
El doctor Zhang lidera un ensayo clínico nacional de cinco
años que tiene como objetivo profundizar en las posibles correlaciones entre el
ejercicio y la demencia. El ensayo, que incluye seis centros médicos en todo el
país, involucra a más de 600 adultos mayores (de 60 a 85 años) con alto riesgo
de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. El estudio medirá si el ejercicio
aeróbico y tomar medicamentos específicos para reducir la presión arterial alta
y el colesterol pueden ayudar a preservar el volumen cerebral y las capacidades
cognitivas.
"Comprender la base molecular de la enfermedad de
Alzheimer es importante, señala el doctor Zhang. Pero la pregunta candente en
mi campo es: '¿Podemos traducir nuestro creciente conocimiento de la biología
molecular en un tratamiento efectivo?' Necesitamos seguir buscando
respuestas".